Plagado de irregularidades, el caso por la muerte del joven mendocino de 22 años Roberto Soto Pérez, "Robertito", ocurrido en la localidad balnearia de Reñaca (Chile), pone sobre el tapete no sólo los obstáculos burocráticos internacionales que tienen que padecer dos padres cuando de justicia se trata, sino la también el proceder de las fuerzas policiales chilenas, en quienes recaen las principales sospechas, tan idénticas en nuestra región.

Entrevista: Sebastián Pittavino, para revista Panza Verde
"No conocen ni a su padre cuando pierden el control,
ni recuerdan que en el mundo hay niños.
Nos niegan a todos el pan y la sal.
Entre esos tipos y yo hay algo personal."
ni recuerdan que en el mundo hay niños.
Nos niegan a todos el pan y la sal.
Entre esos tipos y yo hay algo personal."
Joan Manuel Serrat
En el mes de agosto Panza Verde estuvo en Mendoza para una serie de actividades. Entre ellas tuvimos la posibilidad, acompañados de Fabiola Dirié, nuestra corresponsal en Mendoza, de dirigirnos hasta el barrio Sardi de Godoy Cruz para mantener un encuentro y una pequeña entrevista con los padres de Roberto Soto Pérez. Éste joven de 22 años, que cursaba la carrera de Contador Público en la Universidad Agustín Maza y trabajaba como mozo en un restaurante, fue asesinado en Chile. Pero ¿cuáles fueron las circunstancias del crimen? Sandra Pérez, mamá de Robertito, como le llaman, nos relata, en exclusiva para Panza Verde, los hechos de un caso gravísimo que sólo resonó a nivel regional: "El 15 de enero él viajó con cuatro amigos de vacaciones a Reñaca, Chile. Todos los días nos poníamos en contacto a eso del mediodía por teléfono. Pero el jueves 20 nos enteramos que el día anterior Robertito había abandonado el hospedaje en donde se encontraban y que habían perdido contacto con él. El día 21 nosotros ya estábamos en Reñaca haciendo la denuncia y empezando a vivir lo que fue todo el tormento que nos hicieron pasar allá del otro lado." A partir de ese momento sus padres iniciaron una búsqueda desesperada, durante todo el 21, 22 y 23 de enero, en las comisarías, en los hospitales, "teniendo en cuenta que no conocíamos el lugar y los nervios que teníamos de estar en otro país, pero nada" dice Sandra. Y continúa: "Pero el 24 a la mañana sorprendentemente teníamos todos los medios encima y a la PDI (la Policía de Investigaciones de Chile, la fuerza no uniformada capacitada por la CIA en la era pinochetista), y comienza todo un movimiento de gente, camionetas, helicópteros que nos hacía pensar que comenzaba la búsqueda de nuestro hijo. Pero en realidad era para decirnos que nos tenían que llevar al Cuerpo Médico Legal para reconocer a un NN que se había tirado a las vías del tren. Enseguida sospechamos que no podía ser Robertito." Sandra toma aire para continuar con su relato no sin antes agradecernos por interesarnos en el caso, ya que luego del boom mediático casi no se le han acercado los medios para continuar el caso. "Y bueno, lamentablemente nos tocó reconocer a nuestro hijo, pero porque en realidad no estaba atropellado por un tren. Él estaba lleno de machucones y golpes en su cuerpo. No parecía para nada alguien arrollado por un tren. Lo pudimos besar y tener entre nuestras manos. Es lo peor que podés ver en tu vida. Ahí empieza una mentira hacia los medios, diciendo el jefe de policía que nosotros lo pudimos reconocer por un dedo de una mano, para instalar la versión del suicidio bajo el tren."
PV: ¿Qué ocurre legalmente?
"Ahí empiezan a apurarnos con los papeles para que salgamos de Chile." Nos explica Julio Soto, padre de Roberto. "Nos querían obligar a firmar formularios sin llenar. No nos quisieron mostrar la filmación de cuando supuestamente él se tira al tren."
PV: ¿Qué sospechan ustedes? "Nosotros nunca creímos que él había hecho algo así. Pensamos "lo agarró una patota". Pero por el accionar que tenían para con nosotros comenzamos a sospechar de carabineros. Más aún cuando aparece una denuncia en los diarios on-line. Una testigo que vió como carabineros maltrataba a un argentino en la noche del 20 de enero y que el día 21 ya estaba en el consulado argentino en chile radicando la denuncia, y que fue amenazada fuertemente por la PDI luego que ella hiciera la denuncia. Ahí empezamos a confirmar lo que habíamos visto en el cuerpo de nuestro hijo. Pero el periodismo a partir de ahí se encargó de distorsionar información para ir cerrando el caso junto con la PDI como suicidio.
PV: ¿Cómo continuó el curso legal? "La fiscal quiere desacreditar a la testigo en todo momento. Al igual que la Secretaria de DD. HH., de acá de Mendoza, que poco y nada ha hecho. Sólo tratar de convencernos que todo lo que dice la fiscal está bien, que fue un suicidio. Y no escuchar nuestras razones de que en realidad existen muchas cosas que pueden indicar que haya sido un crimen por parte de carabineros. "
Las irregularidades del caso se manifiestan tanto que no hacen más que ir reafirmando las sospechas. Anormalidades en la investigación, en el tratamiento del expediente y en desarrollo mismo de la causa. Julio nos comenta que "en Abril cuando pedimos el video del metrovía, que es importantísimo para determinar en el caso, nos dicen que la fiscalía no lo había pedido! Hay un video de la estación, otro del puerto y otro de tránsito, y ninguno apareció todavía. Hay un bache de 14 horas, desde las 4 am hasta las 18 hs que no se sabe que pasó con nuestro hijo, donde estuvo, ni que hizo ni nada. Otra cosa es que Robertito apareció con ropa que no era la de él. Apareció con ropa mucho más grande, de fabricación chilena, y ya no tenía zapatillas sino zapatos de cuero.
PV: ¿Y la autopsia? "Y la necropsia, hecha por el Cuerpo Médico Legal, dice que los golpes y machucones que tiene mi hijo no corresponden al hecho de que haya sido arrollado por un tren. Sino mas bien corresponden al relato de la testigo."
PV: Queremos dejar este espacio para que digan lo que sienten.
"Y... últimamente nos hemos manejado yendo al parque de descanso a visitarlo. Pero es muy difícil no verlo, no tenerlo, no poder abrazarlo. Y encima que todavía haya gente uniformada que se sienta con la libertad de poder juzgar, castigar y maltratar a una persona. Realmente eso me molesta mucho, y voy a insistir hasta que me informen la verdad" relata Julio. "Roberto tenía montones de amigos que hoy son los que nos acompañan, y nadie de ellos puede creer lo que pasó. Él nació acá en el barrio y hay una gran conmoción porque nadie lo puede creer. Por eso pedimos ayuda. A todo aquel que vio algo, ayuda al que le corresponda del gobierno y de las instituciones y quien sea que nos ayuden. Igual muchas personas se han acercado a nosotros para ayudarnos con el tema legal. Nosotros éramos personas normales que teníamos nuestro trabajo y nuestra familia, y que tuvimos que aprender de leyes, de abogados y de legalidades de los dos países" comenta Sandra por su parte. "Queremos que se investigue, porque la justicia allá en Chile no quiere investigar. Y sospechamos de carabineros, que podemos decir que el poder que tienen los uniformados allá en Chile es atroz, que la sociedad chilena a los uniformados no les tiene respeto, les tiene terror. Buscamos la verdad, la verdad sobre la muerte de nuestro hijo. Y vamos a seguir insistiendo."
Mientras la prensa chilena es silenciada y la familia Soto Pérez es amenazada, la causa por la muerte de Robertito sigue congelada cual cumbre de los Andes. Las aristas del caso relatadas por los padres ponen de manifiesto la enorme burocracia judicial, la desidia política, los intereses de los medios de comunicación y el terrible accionar de las fuerzas de "seguridad" con un sello de identidad que trasciende fronteras. Evidencias de un sistema que se ensaña con castigar, deliberadamente, a los más jóvenes.

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