Dorso

domingo, 16 de octubre de 2011

Los jóvenes airados regresan en masa a la Puerta del Sol.

 

En todas sus encarnaciones posibles, los indignados retornaron ayer en masa a la Puerta del Sol

En todas sus encarnaciones posibles, los indignados retornaron ayer en masa a la Puerta del Sol. Allí estaban todos empujando un ingente y resentido memorial de agravios. Viejos revolucionarios y sus aprendices; maestros «recortados»; jóvenes que han estudiado y no encuentran trabajo, junto a los que evidentemente no quieren ni lo uno ni lo otro; pensionistas «congelados»; visionarios de un mundo mejor; elementos de extrema izquierda y familias que se sienten estafadas por el «statu quo». Sin olvidar aquellos que reniegan tanto de la economía de mercado como de las reglas del juego político en una sociedad democrática.
«En realidad nunca nos hemos ido, la gente está equivocada», afirma Lázaro Sola, de setenta años y boina con estrella roja. «Yo he estado aquí desde el primer día, y dígame usted qué movimiento como el del 15 de Mayo consigue en cinco meses lo que hemos conseguido nosotros», explica el veterano activista, orgulloso de verse rodeado por decenas de miles de personas subiendo desde la plaza de Cibeles por la calle Alcalá hasta Sol. «Ahora trato de solucionar la vida mis nietos», decía el hombre.
Al lado, un grupo de jóvenes lucía banderas tricolores y camisetas con el icono del Ché Guevara. Un «look» que según ellos «simboliza todos los derechos que no tenemos y queremos tener, aunque ahora mismo no estamos pidiendo la república». Presumiendo de haber pernoctado en Sol, estos estudiantes de bachillerato «anónimos» insistían en que «nadie nos ha hecho caso y por eso volvemos a la carga», pero dentro de un ambiente festivo, con el aroma inconfundible a porros y sin planes para volver a ocupar el «kilómetro cero» de Madrid.
Juan, que se declaraba de profesión editor, repartía minipancartas con ingeniosas consignas y un visible objetivo: «En las manifestaciones, cuando no hay carteles parece siempre que hay menos gente». Aunque en su opinión el poder de convocatoria demostrado ayer por los indignados no se podía poner en duda. A su juicio, sobran razones para volver a Sol, pero «la fundamental es el paro provocado por unas políticas en las que unas personas ganan mucho dinero y otras sufren unas vidas que son una auténtica desgracia».

Consignas

Mientras activistas del llamado «Partido Azar» promovían, «como en la Atenas clásica», la idea de repartir por sorteo todos los cargos públicos, un corrillo cercano aplaudía a un anciano peliculero que con una enorme armónica alternaba la interpretación del himno de Riego y la oda a la libertad de Beethoven. Todo ello, entre un desfile de consignas como «Violencia es cobrar 600 euros»; «Democracia, ¿dónde estás?»; «Gane quien gane, nosotros perdemos»; «Recortar; robo legal»; «Organiza tu rabia»; «Manos arriba, esto es un contrato»; «Cría ricos y te comerás sus crisis» y «No me gusta que ganen los malos».
La jornada de protesta pacífica en Madrid, con insistencia en que «somos el 99 % frente al 1 %», se ha visto replicada en más de medio centenar de ciudades españolas bajo el lema de «Unidos por el cambio global», con manifestaciones a favor de «otro mundo posible» que han sumado a cientos de miles de personas desde Barcelona a Sevilla, pasando por San Sebastián o Palma de Mallorca.

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