
Por Adrián Laurel
El Partido Liberal Independiente (PLI),
estandarte de la mal lograda oposición política en Nicaragua, desde los
pasados comicios electorales, donde el FSLN obtuvo una amplia y
abultada victoria, se ha encargado de abanderar la “lucha por la
democracia”. Tomándose las calles, convocando a manifestaciones,
denunciando ante la comunidad nacional e internacional las
arbitrariedades del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN),
partido de gobierno. Sin embargo, a pesar de la alharaca, en las
últimas semanas ha salido a luz cuáles son los verdaderos intereses del
PLI en el marco político nacional.
Junta Directiva hija del “pactito”
Como si de
una oferta de puestos laborales se tratara, tanto el gobernante FSLN y
el opositor PLI, discutieron sobre la necesidad de instaurar una Junta
Directiva plural y proporcional, pero terminó imponiéndose la voluntad
del partido de gobierno.
Transgrediendo
la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia, que en anteriores
ocasiones ordenó que se cumpliera con la proporcionalidad de los cargos
en la Junta Directiva, el FSLN y sus dos lacayos del Partido Liberal Constitucionalista (PLC)
negociaron y se repartieron los cargos dentro de la Junta Directiva.
Fue un premio de consolación por los servicios prestados en los años
anteriores.
Inicialmente,
el PLI amenazó con no aceptar las curules, en protesta por el fraude
electoral, pero rápidamente abandonó el discurso de denuncia y entró a
la pelea por ocupar tres cargos dentro de la Junta Directiva. No
obstante, fue el FSLN quien con aires de bonapartismo definió en soledad
los cargos en disputa.
El Combo de 35 funcionarios
Bajo el discurso conciliador de lograr la “unanimidad” y el “consenso” por el supuesto bien de la población, la Bancada Democrática Nicaragüense,
integrada por diputados del PLI, sin el menor rubor ha dado muestra de
querer llegar a un acuerdo con el FSLN sobre la elección de los 35
funcionarios públicos de los distintos poderes del estado.
Dejando
atrás por un momento las anteriores acusaciones sobre la “dictadura
sandinista”, los diputados del PLI camuflan su aceptación de los
resultados electorales, bajo el argumento que se debe consultar a los
diferentes sectores de la sociedad civil, procurando hacer mas atractiva
la elección de los 35 funcionarios ante sus propias bases y la
población en general.
Eliseo Núñez Morales, uno de los principales dirigentes del PLI, declaró que se debe proceder a “una
elección integradora de los funcionarios para trabajar más de cerca con
el pueblo. El PLI espera que la operación se efectué a mas tardar
finales de febrero o marzo; para hacer valer la frase que expresó Ortega
en su teátrica toma presidencial: “debemos trabajar juntos por
Nicaragua”. (Canal 15.com)
El pueblo y los trabajadores no fueron invitados
Está por
verse si el FSLN, con más de 60 diputados, quiere llegar a un “consenso”
con el PLI. Sin embargo, ambas fracciones han pasado por alto sus
discursos demagógicos y no han incluido a la población nicaragüense, ni a
los trabajadores en la consulta de la elección de los funcionarios. La
BDN, mantuvo ciertas reuniones con la sociedad civil, pero no podemos
identificar a esta “organismos no gubernamentales” como entidades que
representen y velen por los intereses reales e inmediatos de los
trabajadores y del pueblo pobre.
Este hecho
en particular refleja la dinámica y postura de los dirigentes políticos
en Nicaragua, y lo que se viene en este periodo presidencial:
Repartición de funcionarios y de miembros de un partido a otro, antes
era el PLC ahora quiere ser el PLI. Decisiones arbitrarias, tomadas por
unos pocos, que tienen efectos avasalladores sobre muchos, el
enriquecimiento desmesurado de los que hacen carrera personal con la
política, etc.
La
situación en si misma nos deja una idea clara de lo que podemos esperar
del PLI, que ahora parece tomar el lugar del PLC en una nueva edición
del pacto, esperando sus dirigentes obtener alguna infeliz migaja del
gobierno “revolucionario” de Ortega, y no quedarse con las manos vacías
ante el poder hegemónico de la nueva burguesía sandinista .

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