He visto en la cuenta de twitter de la unidad de ensayos clínicos
del Hospital de la Princesa que se abre un nuevo periodo de
reclutamiento, así que llamo por teléfono y me inscribo en la reunión
informativa de ese mismo día para hacer de cobaya.
Una pequeña sala organizada como un aula en la planta 9ª de un
hospital cualquiera. Una chica joven con bata de médico y un chico joven
sin bata nos hacen pasar al grupo de unas 10 personas, también jóvenes,
que esperamos fuera. Hay a quien saludan con confianza: “Oye, ¿pero ya
ha pasado un mes y medio desde el último que hiciste?”
Reparten una hoja para que consientas en que almacenen tus datos, una
hoja para introducirlos y un pequeño taco de folios escritos por las
dos caras en las que explican con todo detalle en qué consiste mi
participación como voluntaria en este ensayo clínico, detallando las
cuestiones técnicas, los posibles efectos adversos y un largo etcétera.
Pero vamos a lo que nos importa:
Compensación económica
Se ha estimado una compensación económica para cada participante debida a las molestias causadas por su intervención voluntaria (…). Se realizará un pago de 1.020,00 € al finalizar la última exploración física (como habitualmente se aplica una retención del 2%, la cantidad neta a recibir será de 999,60 €). En caso de completar el estudio, usted recibirá la parte proporcional según los procedimientos realizados. Igualmente, se efectuará una reducción del 25% del dinero a percibir en el caso de que se demuestre que usted no ha cumplido con alguno de los requisitos del estudio, por ejemplo, fumar, beber alcohol, consumir drogas de abuso.
La participación implica estar ingresada durante 24 horas cuatro
lunes seguidos y los martes, miércoles y jueves siguientes al ingreso,
ir a primera hora a que te saquen sangre. En total, te extraen unos 320
ml de sangre, menos que la que se obtiene en una donación voluntaria (y
solidaria, porque por sólo la sangre no te pagan).
Además de no ser fumadora ni pasarse habitualmente con las “drogas
recreativas”, durante las 48 horas previas a cada ingreso no se puede
tomar alcohol, bebidas estimulantes (café, chocolate, cocacola…) ni zumo
de pomelo. Las mujeres se comprometen a no quedarse embarazadas durante
el periodo que dure el ensayo. “Y los chicos, a no dejar embarazada a
ninguna participante en el ensayo” -añade con sorna el chaval joven sin
bata de médico.
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He mirado a hurtadillas a mi alrededor mientras rellenaba en la hoja
de datos personales la casilla “Ocupación: parada”. Todo el mundo ha
puesto “estudiante”.

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